Luego, el hierro se somete a un proceso conocido como el alto horno, en el cual se añade coque (carbono) y otros aditivos para controlar la composición del acero y su calidad. Durante este proceso, el hierro y el carbono reaccionan químicamente para formar el acero. El alto horno también permite la eliminación de impurezas, como el azufre, y la purificación del acero.
Actualmente, y siguiendo el concepto de sostenibilidad ambiental, la mayoría de fabricantes de acero se decantan por utilizar en sus procesos de fabricación un porcentaje mayor al 75% de chatarra mecánica (reutilización y reciclaje), optimizando la vida útil del metal. Así, la chatarra es combinada con una pequeña cantidad de hierro en un convertidor para generar el producto final.